Nuestro estilo occidental de ausentarnos
Descubrí nuestro estilo occidental de ausentarnos en mis lecturas. Leyendo un libro sobre la práctica del Aikido me encontré con una interesante reflexión sobre las diferencias de estilo entre oriente y occidente y lo que el estilo oriental puede iluminarnos.
En un pasaje de ¨Aikido: práctica y sensaciones¨ su autor, Ricard Coll, reflexiona sobre las diferencias culturales entre oriente y occidente:
La comprensión que tenemos en Occidente del Aikido está ligada, como es obvio, a nuestra cultura. Y para entender bien las diferencias con la cultura japonesa primero es conveniente fijarnos un poco en nosotros mismos. Una de las diferencias más notables entre nuestras culturas es la inmediatez. Aquí estamos acostumbrados a tener las cosas para ayer, o como mucho para hoy. También necesitamos saber cuándo terminaremos. Y ansiosos por este momento final, nos olvidamos por completo del camino que recorremos para llegar a él.
Es paradójico que esta especie de enamoramiento de los occidentales con los resultados se transforma en un obstáculo para alcanzarlos. En nuestro trabajo como coaches, entrenando líderes, nos encontramos frecuentemente con aprendices que no pueden ni siquiera involucrarse en una práctica aceptando la consigna por su preocupación por el sentido de la actividad, el tiempo que va a requerir, el resultado que va a producir, el nivel de garantías que pueden tener de alcanzar el resultado buscado, etc. Todas estas cavilaciones, que van generando temor y un estado de ánimo de escepticismo, además implican una predisposición cultural, que tenemos profundamente entrenada en nuestra cultura, para ausentarnos del momento presente. Los orientales saben, en cambio, que es la presencia plena lo que posibilita cualquier aprendizaje, del que el resultado llegará por añadidura. Estar presentes y entregados al proceso es la mejor opción para aprender más y para reducir las posibilidades de terminar en el piso en un enfrentamiento.
Este foco en el proceso, esta preponderancia del estar presente es un rasgo dominante del estilo japonés en particular y oriental en general. Veamos como se refleja en otra reflexión del autor mencionado:
En la cultura japonesa utilizan cualquier actividad como ejercicio personal para cultivarse. Esto se aplica a las artes marciales, el ikebana (arte floral), la ceremonia del té e infinidad de actividades cotidianas. Esta filosofía de vida hace que acometan sus tareas dando una mínima importancia al objetivo final y poniendo más énfasis en el camino a recorrer para llegar hasta él.
Socialmente se valora más al individuo por el esfuerzo que es capaz de hacer para conseguir un objetivo que por el objetivo mismo. Por otro lado, los japoneses tienen en cuenta que cuando se trabaja con esfuerzo nos acercamos al objetivo final.
Así, comemos estando ausentes, conversamos estando solo parcialmente disponible para el otro, enfrascados en dolores del pasado o ansiedades por el futuro.
Tenemos un entrenamiento para ausentarnos y hay cosas en la vida que solo las podemos producir si estamos presentes!
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