Las buenas promesas: cinco características
Estoy escribiendo un libro por lo que estoy estudiando mucho y actualizando bibliografía. En ese proceso me encontré con un artículo muy interesante en Harvard Business Review de abril del 2007.
El título del trabajo es: "Management basado en promesas: la esencia de la ejecución excelente", sus autores (Donald Sull y Charles Spinosa) trabajan en la perspectiva de la gestión basada en el manejo de redes de compromisos que ocurren en el lenguaje creada hace ya más de veinte años por Fernando Flores. Esta perspectiva ha influenciado mucho mi propio trabajo desde hace años. La idea central es que la producción de acción colectiva tiene siempre como antecedente conversaciones que la hacen posible, y en particular promesas entre seres humanos para ejecutar ciertas acciones en un cierto plazo. La existencia de esas promesas es lo que permite tener la perspectiva de que las acciones esperadas ocurrirán, de esta manera se puede entender la administración como el manejo de redes de promesas que nos llevan a alcanzar los propósitos que la organización persigue.
En el paper mencionado se describen las que se consideran las cinco características presentes en las "buenas promesas", que resumo a continuación:
- Las buenas promesas son públicas: Cuando las personas hacen promesas frente a sus pares y jefes no pueden olvidar, en caso de ser conveniente para cuidar su imagen, lo que prometieron oportunamente. Las personas se comprometen más profundamente cuando su identidad pública está en juego, de acuerdo a lo que revelan distintos estudios. La práctica de hacer promesas en público, especialmente aquellas vinculadas con los objetivos de la compañia contribuyen a generar una cultura de transparencia y ejecución.
- Las buenas promesas son activas: Las promesas efectivas no surgen de pedidos mecánicos, más bien son el resultado de un proceso dinámico de negociación colaborativa. Las conversaciones activas implican pedidos, ofertas, contraofertas y declinación de pedidos mas que un infinito intercambio de juicios acerca de lo que va a pasar en el futuro pero que no conduce a ninguna acción.
- Las buenas promesas son voluntarias: En muchas organizaciones las personas se ven impulsadas a aceptar absolutamente en todos los casos los pedidos que reciben, porque piensan que de lo contrario serán considerados como incompetentes para trabajar en equipo, para alinearse con su jefe o para moverse inteligentemente. Las promesas más poderosas no son coercitivamente obtenidas, las personas se sienten más comprometidas cuando evalúan sus promesas como surgidas de una decisión autónoma. La posibilidad de decir no o de contraofertar frente a un pedido suele ser una señal de mayor compromiso con la ejecución, que un "si" estereotipado y obligatorio.
- Las buenas promesas son explícitas: Los clientes y realizadores deben reconocer claramente quién va a hacer qué, para quién y cuando. Las promesas implícitas sueles ser más rápidas y fáciles de establecer pero suelen dar lugar a malos entendidos.
- Las buenas promesas se basan en una misión: En las promesas efectivas el cliente se toma el tiempo de explicar cuales son los rationals en los que se basa su pedido, cuales son las preocupaciones que esta intentando cuidar, la misión detrás de la promesa. Esto permite al realizador hacer frente a contingencias en la ejecución con muchos mas elementos para tomar sus decisiones.
¿Cómo son las promesas que motorizan tu trabajo cotidiano?
Regístrate para no perderte ningún contenido!
Todo sobre liderazgo, innovación, coaching, Desarrollo personal y empresarial.