Tres claves de la resiliencia
La resiliencia es una capacidad central en el mundo de hoy. La vida es muy cambiante, muy acelerada. La incertidumbre es permanente. En este contexto, cultivar resiliencia es desarrollar la capacidad de navegar los cambios de manera que los escollos, las perdidas, los fracasos y el dolor inevitable no nos destruya, sino que nos permita aprender y fortalecernos.
Si soltamos poco, tendremos poca paz. Si soltamos mucho, tendremos mucha paz. Si soltamos del todo, tendremos una paz completa. Nuestra lucha en este mundo finalizará algún día.
Ajhan Chaa
Podríamos decir que la resiliencia tiene relación con aprender a fluir con la vida, a bailar con la vida, con lo que nos propone más allá de nuestros deseos.
Leyendo un hermoso libro de Joseph Goldstein sobre enseñanzas del budismo. Descubro respecto de la impermanencia, la descripción de tres claves que he tenido la posibilidad de verificar en mi trabajo como coach, como entendimientos centrales para cultivar resiliencia en nuestras vidas:
- Entender que el fin del nacimiento es la muerte: la vida es ese proceso en el que vamos encaminándonos hacia nuestra muerte. La vida se va gastando. Vivir con conciencia de la muerte no es morbo, más bien es la posibilidad de poner la vida en su verdadero contexto y vivirla con conciencia y plenitud, lo que nos permite desarrollar resiliencia.
- Entender que el fin de la acumulación es la dispersión: este es otro aspecto que se vincula con la posibilidad de cultivar resiliencia. Todo lo que acumulamos es impermanente, sea algo material o de cualquier otro orden. Descubrir que la acumulación no produce satisfacción ni plenitud nos libera para ver con mayor perspectiva nuestra vida y el foco de nuestros esfuerzos.
- Entender que el fin del encuentro es la separación: es central para el cultivo de resiliencia entender la diferencia entre amor y apego. El apego a quienes amamos es una contracción que hace que nos invada el miedo a la perdida. En algunos casos este miedo puede impedirnos gozar de la relación amoroso que tenemos en el presente.
Celebro la resiliencia que permite tener la sabiduría de entender la impermanencia y trascender el apego a lo que tuvimos, para poder agradecer lo que se tiene y las posibilidades que se abren en la vida.
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