Budismo y coaching
Budismo y coaching se encuentran en su carácter de disciplinas pragmáticas para la transformación individual y colectiva. Cómo el budismo puede nutrir al coaching.
Budismo y coaching son espacios que pueden generar sinergias muy poderosas. En particular aquí nos interesa lo que esa pragmática milenaria de transformación personal que es el budismo, puede aportar a la practica del coaching.
Presencia
Un aspecto muy central en la práctica budista, en todos sus linajes, es la meditación. Una de las cuestiones primordiales en la meditación es el cultivo de la capacidad de estar presentes. Estar conscientes del momento presente es uno de los aspectos claves para la plenitud, la capacidad creativa, la productividad personal, y muchas otras cosas. Por ejemplo, la presencia nos vuelve menos reactivos y más competentes para navegar nuestras emociones aflictivas. Algunos estudios dicen que una persona común en promedio está el 47% de su tiempo de vigilia en estado de distracción. O sea, la mitad del tiempo en el que estamos despiertos, estamos distraídos. Estamos comiendo un sandwich sin darnos cuenta, estamos conversando sin darnos cuenta, sin "ver" a nuestro interlocutor. La presencia resulta fundamental para nuestro aprendizaje y también para nuestra labor cono coaches asistiendo el aprendizaje de otras personas.
Apertura
Otro aspecto importante en el encuentro entre budismo y coaching que quiero destacar, es la apertura. Muchos piensan que la meditación es una práctica de apartamiento del mundo, una especie absorción de los sentidos. No es el caso de la meditación budista. Esta cultiva una apertura, un estado de atención y registro desapegado de lo que ocurre y que impacta nuestros sentidos.
Compasión
Por último, en el budismo se cultiva una disposición de aceptación y amor hacia todos los seres. Esta es, también, una práctica que nos transforma y que en relación con budismo y coaching, contribuye al desarrollo de la empatía y la compasión por el "coachee" que se embarca en un proceso de coaching. La empatía y la compasión ayudan al coach a desarrollar formas de intervención más efectivas y transformadoras.
El budismo puede brindar meta-habilidades clave para el proceso de desarrollo personal y para el trabajo del coach.
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